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Channel: Hills to Heels
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Cupcakes 4 babyshowers

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Cute & Deli



A pedido de algunas amigas, acá va la receta de los cupcackes que hice para el babyshower de mi sobri Matías. Me rindió para doce unidades. Si yo lo hice, ustedes pueden!

INGREDIENTES
  • 2 huevos
  • 175 gr. De azúcar
  • Ralladura de 2 limones (también puede ser naranja)
  • 1 cucharadita de vainilla
  • 75 ml de crema de leche
  • 130 gr. De Harina
  • 3 gr. De polvo de hornear
  • 50 gr. De manteca





PREPARACIÓN
  • Batir con batidora los huevos junto con el azucar y la ralladura de limón.
  • Agregarle la crema de leche y seguir batiendo
  • Agregar la harina y el polvo de hornear y seguir batiendo
  • Derretir la manteca en el micro y agregarla al a mezcla
  • Colocar los pirotines o moldes de cupcackes de papel en una asadera especial de moldes individuales. Llenar los moldes hasta la mitad. Cocinar en horno precalentado a temperatura media por entre 20 y 30 minutos.
BAÑO
La cubierta o frosting más clásica para los cupcakes es la crema de manteguilla, que admite múltiples variantes, tanto de gusto como de color. Se puede aplicar con una cuchara o con una espátula, pero para decoraciones mas lindas se puede colocar la mezcla dentro de una manga de pastelería y decorar con ella.

INGREDIENTES
  • 100 gr. De manteca
  • 550 gr. De azúcar impalpable
  • 1 cucharada de agua caliente
  • Colorante azul (se compra en el super. También se puede poner cacao amargo en polvo para que queden de chocolate, o café para que queden de crema mocha)

PREPARACIÓN
  • Mezclar la manteca con la mitad del azúcar impalpable hasta obtener una mezcla espumposa.
  • Agregar una cucharada de agua caliente y seguir batiendo.
  • Si desea darle color o sabor a esta crema, en lugar del agua incorporar licor, esencia, colorante, ralladura o jugo del sabor elegido.
  • Agregar el azúcar impalpable restante.
  • Seguir batiendo hasta que la crema alcance un punto consistente. Al levantar el batidor la crema debe estar firme. Conservar en refrigerador hasta el momento de usar.

FUENTE
Libro "El mundo de la repostería. Muffins", Colección Paso a Paso.

Stairway to Heaven

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"Stairway to Heaven" (Escalera al cielo) es una canción del grupo de rock británico Led Zeppelin, compuesta por el guitarrista Jimmy Page y el cantante Robert Plant e incluida en el cuarto trabajo de estudio de la banda, Led Zeppelin IV. 

Escalera al cielo es también el nombre de un trago que me enseñaron en Cocktail Club. Lo interesante es saber que lo inventó un uruguayo, el bartender Gustavo Arcari.




Lleva 50 cc de vodka (aproximadamente el tamaño de un vasito de toc toc, licores o de shots de tequila)
, 20 cc de vermouth blanco (generalmente se usa Martini) y 15 cc de curaçao azul, más un twist de limón.

Lo ideal es hacerlo en un vaso mezclador, con el hielo, y después servir en copa de martini (sin el hielo, obviamente). Es un trago fuerte, ideal como aperitivo, antes de la cena. ¡Que lo disfruten!

* Este trago lo aprendí a hacer en Cocktail Club, 18 de Julio 1857 piso 2, www.cocktailclub.com.uy




Les dejo el video y la letra de la canción


There's a lady who's sure all that glitters is gold

And she's buying the stairway to heaven.

When she gets there she knows, if the stores are all closed

With a word she can get what she came for.

Ooh, ooh, and she's buying the stairway to heaven.

 
There's a sign on the wall but she wants to be sure

'Cause you know sometimes words have two meanings.

In a tree by the brook, there's a songbird who sings,

Sometimes all of our thoughts are misgiven.

Ooh, it makes me wonder,

Ooh, it makes me wonder.
There's a feeling I get when I look to the west,

And my spirit is crying for leaving.

In my thoughts I have seen rings of smoke through the trees,

And the voices of those who stand looking.

Ooh, it makes me wonder,

Ooh, it really makes me wonder.

 
And it's whispered that soon if we all call the tune

Then the piper will lead us to reason.

And a new day will dawn for those who stand long

And the forests will echo with laughter.

 
If there's a bustle in your hedgerow, don't be alarmed now,

It's just a spring clean for the May queen.

Yes, there are two paths you can go by, but in the long run

There's still time to change the road you're on.

And it makes me wonder.
Your head is humming and it won't go, in case you don't know,

The piper's calling you to join him,

Dear lady, can you hear the wind blow, and did you know

Your stairway lies on the whispering wind.
And as we wind on down the road

Our shadows taller than our soul.

There walks a lady we all know

Who shines white light and wants to show

How everything still turns to gold.

And if you listen very hard

The tune will come to you at last.

When all are one and one is all

To be a rock and not to roll.
And she's buying the stairway to heaven

Alexander

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Un buen trago para terminar una cena, sobre todo si hace un poco de frío. 
El Alexander lleva 1/3 de brandy/cognac, 1/3 de crema de cacao y 1/3 de crema de leche/crema doble. Podés encontrar por ahí recetas con algunas variantes. Por ejemplo, que cambian el brandy por gin.



Ponelos en una coctelera con hielo en ese orden, tapala, agitalo, y al abrirla servilo en una copa de cóctel (sin el hielo) 


Decoralo con canela, y voila!!!

* Este trago lo aprendí a hacer en Cocktail Club, 18 de Julio 1857 piso 2, www.cocktailclub.com.uy



Coconut cookies

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Recipe by kiwi`s chef Allyson Gofton  
Extracted from her book “Bake”, from Penguin Editions, and translated by myself.

125 grams butter / 125 gramos de manteca
½ cup sugar / ½ taza de azúcar
1egg / 1 huevo1 tablespoon golden syrup or honey / 1 cucharada de miel o sirope
1 tablespoon desiccated coconut (optional) / 1 cucharada de coco rallado (opcional)
1 ½ cups flour, sifted / 1 taza y ½ de harina cernida.

Preparation time / tiempo de preparación: 15 min.
Cooking time / tiempo de cocción: 15 min.
This inexpensive basic biscuit recipe is ideal for children to learn simple baking techniques. From measuring, mixing, rolling, cutting out shapes, decorating, baking to even icing.
Esta receta sencilla y económica es ideal para introducir a los niños en las técnicas básicas de la cocina, como medir, mezclar, amasar, cortar en formas, decorar y hornear.

Preheat the oven to 180ºC. Lightly grease 1 or 2 baking trays or line with baking paper.
 

Precaliente el horno a 180 grados. Enmanteque y enharine una asadera, o cúbrala con papel manteca.

In a medium-sized bowl, beat butter, sugar, egg and golden syrup or honey together with a wooden spoon until creamy and light in color. Stir in the coconut, if using, and sifted flour. Mix only until combined.

En un bowl mediano mezcle con una cuchara de madera a la manteca, el azúcar, el huevo y la miel/sirope. Agregue el coco (si decide usarlo), la harina, y amase.

Roll teaspoonfuls into balls and place on the prepared baking tray. Dip a fork in flour and shake off any excess. Press firmly onto each ball of biscuit dought to flatten gently. Alternatively, roll to a 3-mm thickness and cut into shapes. Bake in the preheated oven for 15 minutes or until the biscuit begin to brown around the edges. Transfer to a cake rack to cook. Keep in an airtight container.

Luego de amasar puede hacer muchas pelotitas pequeñas y aplastarlas para darles forma. O estirar la masa completa con un palote y de ahí sacar las formas con moldes, un vaso, o cortarlas con cuchillo. Hornee por 15 minutos o hasta que los bordes de las galletitas estén amarronados. Retire del horno y deje enfriar. 


Variations / Variantes al coco

Add ½ or 1 cup of chocolate chips / Agrege entre ½ y 1 taza de chips de chocolate


Add the grated rind of 1 or 2 lemons or oranges / Agregue la ralladura de 1 o 2 naranjas o limones


Roll mixture into balls and place on a greased tray. Press handle end of a wooden spoon into each ball and fill with jam or fruit mince. / Forme pelotitas con la masa, hunda el centro con una cuchara y nivele con dulce, mermelada o fruta picada.

Wellington, lo que el viento nos dejó

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Rodeada de bahías y colinas, la capital de Nueva Zelanda tiene seudónimos como Wellywood por el peso que el cine tiene en ella, donde todo recuerda a 'El señor de los anillos'. Además, figura en el ranking de las 15 ciudades del mundo con mejor calidad de vida.
He aquí los imprescindibles de Wellington, la capital de Nueva Zelanda o Windy Welly, como se la conoce por sus fuertes corrientes de aire. Es, además, una de las 15 ciudades con mayor calidad de vida del mundo.


1. Entrar a una colmena gigante

Dentro de los edificios gubernamentales (Parlament Buildings) de la capital neozelandesa, el más emblemático es el que aloja al Poder Ejecutivo. El gobierno es una monarquía parlamentaria que tiene como jefa de Estado a la reina británica Isabel II y como jefe de Gobierno al primer ministro, que desde 2008 es el neozelandés John Key. Este edificio fue construido en los 70 por el arquitecto Sir Basil Spence y popularmente recibe el nombre de Beehive (panal) por su excéntrica forma. Al lado hay otro edificio del Parlamento de estructura más clásica, donde están las oficinas del Poder Legislativo, y el trío de edificios famosos de Bowen St. Se complementa con una construcción de estilo neogótico donde se aloja la biblioteca del Parlamento.

2. Ver a los All Blacks

Es cuestión de estar atentos al calendario del estadio Westpac, también conocido como The Cake-Tin por su parecido a un molde para hornear tortas. Como plan B, vale la pena ir a un partido del equipo de rubgy local, los Wellington Hurricans, contra los Auckland Blues, el clásico nacional que equivale a cuando en España juega el Barcelona contra el Real Madrid.

3. Un tour de cine

El público masivo descubrió que Nueva Zelanda es una meca cinematográfica cuando Peter Jackson y sus equipo se llevaron 11 Oscars por la última película de El Señor de los Anillos, con sus mágicos escenarios rodados en el país. Las colinas de la ciudad contribuyen a darle un aire a Los Ángeles. Incluso hay un letrero que dice All Blacks en blanco, imitando al tradicional de Hollywood. Entre los actores y directores que nacieron o vivieron aquí está Jackson, pero también Russell Crowe (Gladiador), Anna Paquin (protagonista de True Blood) y Jane Champion (El piano). Algunas localizaciones de El Señor de los Anillos -y de El Hobbit, que se está rodando actualmente- son en Wellington y aquí está la sede de Weta, grupo de empresas cinematográficas centradas en la creación de efectos especiales. Están en el barrio Miramar y ofrecen tours temáticos de cine. Tienen en su interior a la Weta Cave, una tienda de recuerdos en forma de caverna con esculturas de un orco gigante o el propio Gollum en tamaño natural.

4. De 'shopping'


Una de las mejores calles para hacerlo es Lambton Quay, donde se pueden encontrar la mayoría de marcas neozelandesas y australianas, más alguna que otra americana y europea. Sobre esta calle (165-177 Lambton Quay) está la tienda por departamentos Kirkcaldie & Stains, que existen desde 1863 y es la versión local del Harrod's londinense, la Saks Fifth Avenue neoyorquina o El Corte Inglés de España. Otro lugar pintoresco para hacer compras, ubicado en la esquina de esta avenida con Willis St., es el Old Bank Shopping Arcade, un edificio que en 1901 fue la sede del Bank of New Zealand, ahora está transformado en centro comercial.

5. Subido a un tranvía

Wellington es casi tan famosa como San Francisco por los tranvías que recorren sus colinas. Uno de los trayectos más codiciados es el que sube desde la elegante Lambton Quay hasta el Jardín Botánico, un bosque nativo protegido de 25 hectáreas que, además de flores y pantas de todo tipo, tiene una casa en el árbol de varios pisos, un rosedal, una cafetería, un museo sobre el tranvía y un observatorio con planetario (Carter Observatory). Aunque se puede descender en el mismo tranvía, la recomendación es hacerlo caminando por los senderos del parque. Pero con mapa en mano. En caso contrario, la tupida vegetación lo puede dejar haciendo círculos horas. Otro lugar al que se puede subir para tener hermosas vistas es el Monte Victoria, un volcán extinto de 196 metros al oeste del centro, en cuyas laderas están ubicadas algunas de las residencias más lujosas de la ciudad.

6. De copas

Nueva Zelanda es de esos países donde la noche empieza y termina temprano, pero Wellington es la excepción a la regla y en los pubs de Courtenay Place se puede encontrar kiwis -como se les dice a los neocelandeses- pasada la medianoche cualquier día de la semana. Dentro de las recomendaciones para bailar e ir de copas estáMishmosh, en Allen St. y Courtenay Place. Una opción más elegante para cenar es The Tasting Room (Courtenay Place esq. Cambridge Terrace). Otra callecita imperdible para comer, beber y escuchar música es la peatonal Cuba St., con cafés como Fidel's y Southern Cross (35 Abel Smith St., a media cuadra de Cuba St). No se puede ir sin ver la curiosa fuente con cubos de colores que recuerda al juego de Lego.

7. Recorrido histórico

El Te Papa es el museo nacional de Nueva Zelanda y su nombre quiere decir nuestro lugar. En los seis pisos del edificio, sus muestras permanentes muestran un recorrido histórico, cultural y artístico sobre el país, que incluye una marae, templo sagrado de los maoríes. El centro tiene muchas exposiciones interactivas -por eso es uno de los favoritos de los niños- y recibe además decenas de exposiciones itinerantes por año. El propio museo está ubicado sobre los muelles de la ciudad, así que parte del paseo consiste en recorrer la zona que rodea al puerto y ver la silueta de los edificios más importantes del centro financiero (CBD).

8. Un 'kiwi' auténtico

Unos días en este país alcanzan para acostumbrarse a que cuando se habla de un kiwi se está haciendo referencia a una persona neozelandesa. Para la fruta se especifica kiwi-fruit y para el pájaro, kiwi-bird. Este pájaro típico del país está en peligro de extinción y uno de los pocos lugares donde se lo puede ver es en el Jardín Zoológico, ubicado a cuatro kilómetros de la ciudad y funciona de 9.30 a 17 horas. Otro lugar para apreciar kiwi-birds y más integrantes de la fauna nativa es Zealandia, una reserva natural a dos kilómetros.

Sarah`s chocolate cake

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INGREDIENTS
2 cups of sugar (2 tazas de azúcar)
2 tsp baking soda (2 cucharaditas bicarbonato de soda)
3 cups flour (3 tazas de harina)
1 tsp salt (una cucharadita de sal)
2/3 cup cocoa (2/3 taza de cocoa)

1 cup oil (1 taza de aceite)
2 cups cold water (2 tazas de agua fría)
4 tsp vanilla (una cucharadita de vainilla)
4 tbsp malt vinegar (4 cucharadas de vinagre de malta)

PROCEDURE
º Pre heat oven to 190 C, oil and dust cake tin with flour (precalentar el horno, enmantecar/aceitar la asadera y enharinarla)
º Mix al dried ingredients in bowl (mezclar los ingredientes secos en un bowl)
º Add liguids (exept vinegar), mixing well. Lastly add vinegar -stir quickly (agregar los liquidos mezclando bien, dejando para el final el vinagre)
º Pour into prepared cake tin and bake 50-60 minutes (poner en la asadera y hornear 50-60 mins)
º Apply chocolate or coconut icing generously when cool (ponerle un baño de chocolate, coco o lo que quiera recién cuando esté fría)

Streets of Auckland City

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No soy fotógrafa y menos estilista o productora de moda. 
Lo mio son las palabras, 
pero en este viaje me vinieron ganas de jugar al sartorialista por un rato. 
Con todo respeto a los profesionales del rubro, a quiene sigo y admiro. 

I`m not a photographer, nor a stylish or fashion producer.
Words are my business.
But sometimes I want to play The Sartorialist for a little bit.
So this is done with all my respect for all the professional coolhunters, 
who inspire me every day.

¿Qué ves cuando me ves?


Winter looks

South Island - My Top 10

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El tren tranzalpine atravieza la Isla Sur y sus montañas de Este a Oeste, empezando en Greymouth y terminado en Christchurch.
El Lago Matheson, donde desembocan las aguas que se derriten del Glaciar Fox, refleja a los Montes Cook y Tasman
Christchurch se reconstruye a toda máquina de los terremotos que la azotaron en los últimos años
Las playas de New Brighton, en Cristchuch, con las colinas Port Hills de fondo
Minnehaha Walk, una caminata por la selva vecina al glaciar Fox
Glaciar Fox
Fiordos Milford Sound
Queenstown
La cadena montañosa The Remarkables enmarca Queentown

Rotorua. Apestoso ¡Pero hermoso!

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Géiseres, baños termales, danzas y humo en la ciudad más maorí del orbe.
La primera advertencia que recibe un viajero que llega a Nueva Zelanda y pregunta por Rotorua es: ¡It stinks! (¡apesta!). Y es en parte cierto, sí, ya que su actividad geotérmica subterránea implica una gran concentración de azufre en el aire y por eso la ciudad tiene un olorcillo a huevo podrido.
Bajo Nueva Zelanda se juntan dos placas tectónicas –la australiana y la del Pacífico-, y la consecuencia de esta actividad subterránea no sólo es la cadena montañosa que adorna ambas islas, como una columna vertebral, los terremotos que a cada tanto sacuden las islas, ni el pintoresco volcán Mt. Ruapehu, que aparece imponente en El señor de los anillos, sino que también se ve salir humo de la tierra seca, lagos de agua hirviendo, fuentes de barro burbujeante o géiseres que superan los veinte metros y maravillan con su espectáculo natural, como de fuentes danzantes.
Otra consecuencia es ese olor característico en las zonas de actividad geotérmica más intensa, aunque al llegar a la ciudad uno descubrirá que la fama apestosa es un tanto exagerada. Ubicada a orillas del lago Rotorua –un antiguo cráter de volcán inundado del que por momentos sale humo y a veces burbujea cual agua hirviendo– la ciudad está ubicada en el camino entre la capital Wellington (a 440 Km) y la única metrópoli del país, Auckland (230 Km). Es una ciudad pequeña, de aproximadamente 70 mil habitantes, por lo que alcanza un fin de semana para conocer sus atracciones principales. Aquí hay algunas sugerencias para armar un itinerario bastante seductor.
El histórico pueblo maorí de Ohinemutu, ubicado frente al lago Rotorua
Una vuelta por el centro
El primer día podría dedicarse completamente a las atracciones del centro de la ciudad, que se pueden visitar caminado. Puedes ir por la calle Hinemaru Street hasta los Princes Gate Arches, los impresionantes portones con tallas maoríes conducen a los Jardines Government.
Entre otras atracciones, estos jardines contienen al Museo de Rotorua, instalado en una imponente mansión de estilo bungalow suizo donde a principios del siglo 20 funcionó el primer complejo de baños termales-medicinales de la ciudad.
Actualmente se conservan algunas de las bañeras y piscinasantiguas, pero también hay una ala dedicada al arte maorí, otra para exposiciones modernas y un mirador en el piso superior desde donde se ve el lago.
En ese parque de estilo inglés también están los llamados Blue Baths, piscinas de agua caliente que datan de los años 30 y conservan el estilo de esa época.
Relajarse en una pileta termal es un obligado para quienes visitan Rotorua, pero quizás prefieras aprovechar la piscina termal de tu hotel –una multitud de los hospedajes de la ciudad cuentan con ofertas de gran calidad– o quizás prefieras el Polynesian Spa, que existe desde 1882 y es el más famoso de la ciudad.
En los jardines Government se pueden apreciar las primeras fuentes de humo subterráneo, pero si bordeas el lago por un par de cuadras –un paseo pintoresco como pocos– y te diriges al Parque Kirau Park, hallarás unos lagos humeantes casi surreales o dignos de un cuento de Stephen King. Ambos parques son de entrada libre y gratuita.
En el camino al Kirau Park pasarás por el histórico pueblo maorí de Ohinemutu, y podrás detenerte a apreciar su “wharenui”, la típica cabaña con grabados en las paredes, que tiene funciones religiosas pero también sociales y culturales.
Está frente a la iglesia Anglicana St. Faith’s Church, donde se muestra el dulce sincretismo a través de su Cristo vestido con una capa maorí.
En el camino vale tomar una pausa para almorzar en alguno de los restaurantes o bares de Tutanekai Street, a donde vale la pena volver por la noche para disfrutar de una cena acompañada por cerveza o vino en el pub Pig & Whistle.
Museo de Rotorua
Entre géiseres y banquetes
Para el segundo día en Rotorua puede uno dirigirse hacia las atracciones más alejadas. Conviene para esto alquilar un auto o reservar un tour de antemano.
Es buena idea empezar yendo al Monte Ngongotaha, a 7 kilómetros al noroeste del centro, y subir a la cima en el teleférico.
Desde allí se obtiene una completa vista de la ciudad, al tiempo que se toma algún snack o café en el restaurante antes de optar por alguno de los senderos que se internan en la montaña.
De ahí uno puede acudir a consentir al cuerpo en la reserva termal Te Puia, el parque y centro cultural maorí donde está el famoso géiser Pohutu. Es el más grande de la zona y su nombre
significa “gran explosión”: alrededor de veinte veces por día escupe agua con un altura de hasta treinta metros.
En este parque que queda tres kilómetros al sur del centro de la ciudad también se puedenver kiwi-birds, aves endémicas que hoy se encuentran en peligro de extinción. Hay varias fuentes de humo, piscinas naturales de barro burbujeante y un wharenui maorí. Este es uno de los mejores sitios de Rotorua para ver algún haka –tradicional danza de   conocida internacionalmente desde que los All Blacks la bailan y cantan antes de cada partidode rugby– y otros bailes típicos, como Hongi y Poi, la canción de Hinemoa y Tutanekai.
Son los Romeo y Julieta del Pacífico, pero esta pareja maorí tiene un final feliz: según la leyenda, Hinemoa se escapó de su tribu para llegar a la de su novio, y fueron tantos los riesgos que corrió que cuando la encontraron con Tutanekai la perdonaron y les permitieron casarse. La demostración dura 40 minutos, se realiza cuatro veces por día y cuesta 11 dólares, a los que se le suman entre 50 y 60 dólares por la entrada al parque.
La cereza del pastel se encuentra en el hecho de combinar la función de danza con un hangi, plato típico de la cultura maorí que consiste en carne o pescado, acompañado generalmente de kumara (tubérculo parecido al boniato), que se cocina bajo tierra aprovechando el calor de las corrientes subterráneas de vapor de la región.
La cocción de los alimentos puede llevar hasta seis horas y el método le otorga a los alimentos un sabor a tierra muy particular.
Lo puedes hacer en Te Puia, o en otras aldeas maoríes de la zona –por ejemplo Mitai, que está gestionada por una familia maorí y ofrece un combo que incluye concierto, hangi y una caminata por un increíble bosque repleto de luciérnagas.
La presencia de descendientes británicos es clave en Nueva Zelanda debido a su carácter de excolonia británica, pero sin duda para conocer las raíces de este país es indispensable incursionar en la historia y la cultura de los maoríes, sus pobladores originales. Ningún lugar como Rotorua para hacerlo.
Pohutu, el geiser más famoso de Rotorua, está en el Parque Te Puia,
escupe hasta 30 metros de agua unas veinte veces por día

GUÍA PRÁCTICA

Cómo llegar
Los vuelos más directos a Nueva Zelanda son a la ciudad de Auckland (AKL), por American Airlines, United Airlines y Alaska Airlines, con mínimo de una escala, generalmente Los Ángeles (LAX) o San Francisco (SFO). A Rotorua (ROT) se puede llegar mediante un vuelo doméstico, o en autobús -dos de las compañías que operan este recorrido son Nakedbus e Intercity, o alquilando un coche, lo cual de paso se convierte en la mejor opción para iniciar un road trip por el país.
http://nakedbus.com/nz/bus

Cuándo ir
El clima templado de la isla norte la vuelve apta para visitas durante todo el año, pero es más disfrutable en primavera, verano y otoño (de septiembre a mayo).

Electricidad
230V

Trámites migratorios
No se necesita visa.

Propinas
No se esperan, pero se agradecen en el esquema de “verdadero mérito”, particularmente en cafés, restaurantes y servicio de concierges.

Dónde quedarse
Solitaire Lodge. Uno de los primeros lodges de alto lujo en Nueva Zelanda, con una espectacular vista al lago y actividades exclusivas (pesca, vuelos panorámicos en helicóptero y baños termales). Diseño sofisticado que combina artesanías locales y elementos contemporáneos en todos suse pacios comunes y 10 habitaciones, así como enormes ventanales que aprovechan al máximo las vistas. De 600 a 1600 dólares por noche, incluyendo algunas actividades y alimentos.
www.solitairelodge.comMillennium Hotel. Con una impresionante recepción de inspiración maorí, una piscina con spa muy completo y un restaurante donde se prepara uno de los mejores hangis (platillos preparados en hornos subterráneos). Se ofrecen shows de hakas y otras danzas tradicionales.

Hostal Base. Si se alargó la visita y te pescó la noche, si vas con corto presupuesto o quieres entrar en contacto con otros viajeros interesantes, una alternativa casual y económica tipo hostal juvenil (desde 27 dólares la noche) muy frecuentada por el público más joven. Gran piscina climatizada y un pub divertido. Ofrecen paquetes económicos con hospedaje y paseos por el área.

Dónde comer
Tradicional. Se pueden ver espectáculos de danza combinados con banquetes tradicionales en algunos de los hoteles y restaurantes de la ciudad, pero también en la propia Te Puia o en villas maoríes como Tamaki (15 kilómetros al sur) o Mitai (196 Fairy Springs Road,).
www.maorículture.co.nz
Pig & Wistle. Histórico pub y cervecería artesanal emplazado en la antigua comisaría de la ciudad. Uno de los favoritos de los lugareños y uno de los mejores lugares para comer cordero –que es el plato típico del país– y también ofrece costillas de cerdo y mariscos. Hay también música en vivo las noches de jueves, viernes y sábado hasta bien pasada la medianoche.

Qué comprar
Rotorua suele ser un buen lugar para comprar artesanía o joyería artesanal maorí de madera o jade a mejores precios que en el resto de los sitios de interés turístico.

Más información
www.newzealand.com
www.polynesianspa.co.nz
www.bluebaths.co.nz
www.skylineskyrides.co.nz

Talking about Paradise

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Credit photo: Vitoria`s website www.victoriaaitken.com/dev
What destination of the globe looks like the most paradisaical for you? For the British singer Victoria Aitken, who have recently launched her hit “Paradise” (and whose hit “Weekend Lover” appears in Hollywood movie “Damsels in Distress” (2011), nothing like her family house at Bahamas -Island where she plans to give a concert soon. And as a well known London socialite, the daughter of the former Cabinet minister Jonathan Aitken, gave Hills to Heels some tips about what to do in her city.

One of your lasts songs is “Paradise” and one of the main topics of this blog are the trips. Witch country or place that you have ever been matches better with your idea of paradise?

Well, my step mother used to have a house on Paradise island in the Bahamas. The Bahamas is amazing, its so beautiful, I would LOVE to do a show with Kevin on Paradise Island - or else where in the Bahamas, singing Paradise, it would be amazing, we might do a show at Thomas Krammers, house in the near future, on Star island which is also a place of paradise.

 How was to work with Kevin Lyttle in this song, an artist so well known since his hit “Turn me on”?

 Kevin is amazing to work with he is so talented, charming, cool, he's a true gentleman and he has an amazing wife called Jackie who is a superstar to! He works hard, travels all over the world he's just about to do a show in the UK on the 14th of September , so am looking forward to catching up with him.



Other of your hits, “Weekend Lover”, appears in Hollywood movie “Damsels in Distress” (2011), directed by the Oscar nominated director Whit Stillman (“Metropolitan” (1990), “Barcelona”, 1994). How does this impacted your career?
It was amazing to have my song selected for a Whit Stillman film. I am such a huge fan of Whit Stillman's films, I love “Metropolitan” and of course “Barcelona”. His films are so funny, hilarious and he's a legend in the film business, and his soundtracks are unique, the soundtrack to his film last days of disco is one of my favorites. So it was amazing to have had my music picked by him for his film.

What does being “Weekend Lover” means for you?
 I wrote the song "weekend lover"... well the song was a very sad song originally, as I was crazy in love with somebody. Crazy! And he only saw me as a "weekend lover" nothing "serious". I think (being a weekend lover) it’s something that happens to all women, esp, in a club, so in a way it's a song, when the guy in the club is buying you drinks saying everything nice, sweet talking: watch out don't be his weekend lover! All women deserve more! And should be treated incredibly not like some superficial bimbo for a bit of "weekend love" only - "if you got to know me, you'd see another me" is one of the lines... not the superficial XYZ you see before you..

Is it true that you get inspired for this song after a phone call of James Blunt?
Yes that’s totally true. I grew up with James Blunt and have know him for ages, his best friend Rupert was my boyfriend, and we all used to go skiing together in Verbier, and hang out at the army barracks . He asked me "how’s your love life?" And I said “I think I’ve just been a "weekend lover" and then I thought “Umm: weekend lover, that’s a song!" he laughed politely... I don't know if he's heard the song, maybe I should send it to him.

And what about your love life now? Are you dating somebody?

Right now I am not dating somebody but actually I am better with no boyfriend. I write more songs. If I was happily married am sure I wouldn't be writing heartfelt songs...

You are the daughter of the former Cabinet minister Jonathan Aitken, thus a well known socialite. So we would like you to tell us where in London would you take a foreign friend to shop, eat, dance and have the kind of experiences that are not on the touristic travel guides?
 I would love to take a friend to Portobello Road in London, great vintage shops, and the (street) Kings Road to eat -Nobu is so expensive but amazing, another great sushi place is Mitsukoshi where the Japanese ambassador is regular. The Oak in Westbourne Grove, Locanda Locatelli -amazing italian food in Portman Square. Also the French restaurant Bleeding Heart, in Beelding Heart Lane, perhaps even for a date, because it`s very romantic. Actually in the most unexpected place in the city. And to dance KOYO amazing Dj's! love it it`s incredible! The Hospital Club (in Covent Garden) is great, on Saturdays nights my friend Emre Osmanlar, a Cypriot entrepreneur, takes me often. Boujis can also be fun.

Which one is, in your opinion, the best place of the world to eat and why?

 Right now (when this interview was done) I am in Northern Cyprus, and the food is incredible. Last night I went to Ilker's tavern, where the vegetables are grown in an organic village farm and the meat is cut by the chef himself and cooked on his charcoal BBQ. Also the restaurant of the Olden Hotel, in Gstaad (Switzerland) has amazing food. It is a beautiful Swiss mountain resort and has amazing snitzel elefanta, and the most incredible wine selection.

Hills to Heels want to know, of all the shoes you might have, which one is your favorite one and why?
 Ameronni Black Suede with Swarovski Elements Heel by Aruna Seth. I love these shoes because they are black simple beyond chic: well made, the cut is amazing, with great details. And I can wear them with anything -jeans, black tie dress, cocktail dress- they are a show for everywhere, which is such a rare thing!

If you had to choose only one shoes designer: which one would you choose?
I love Jonathan Kelsey. His shoes are so sexy! Beyond they are so chic and elegant, as if from the 1930's and they are also very comfortable.

And if you have to choose only one hill or mountain of the world, which one would you choose?
 Mt. La Videmanette. It's the best ski slope in Gstaad (Switzerland) and skiing the whole way down is amazing!

What is the next travel that you have scheduled?
I am going to Amsterdam in October, because I will be performing at the Amsterdam Dance Event 2012.

Did you follow the Olympic Games? 
Yes, the Olympics were amazing! I live right in the center of them: the beach volleyball was in my backyard (two streets away) and I went to some fun Olympic parties - but I mainly watched it on television. And, since Jamaica is the "talk of the whole Olympics" I've finished a track called "Wasting away" with Jamaican reggae legend Spragga Benz in time for the party of the year where Jamaican celebrates Bolts victories at the Olympics the first man ever to win both the 100 and 200 meters.

Auckland`s Port / Viaduct Harbor

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Known as the City of Sails, Auckland City has a picturesque port -the Viaduct- where are placed some of the best restaurants, pubs and hotels of the City.

Conocida como la Ciudad de las Velas, Auckland ofrece kilómetros de costa y un pintoresco puerto donde se concentran muchos de los restaurantes y pubs de la ciudad. 

New Zealand Streets

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Michael Gaastra en Cuba Street, Wellington.
www.ampovoting.orcas.co.nz/Applicants/Details/10726
Queen Street, Auckland.
Queen Street, Auckland

Encuentro de culturas al ritmo de la ovalada

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Nueva Zelanda fue escenario este mes del histórico partido entre Los Pumas de Argentina y los All Blacks locales, que se transformó en la cita obligada de la comunidad sudamericana en un país que, con sus volcanes, géiseres y playas, sus ciudades ordenadas y respetuosas y su tradición maorí, acoge con calidez y respeto a quienes llegar a vivir allí

El estadio Westpac de Wellington albergó el primer encuentro de Los Pumas en el ex torneo de las Tres Naciones (Australia, Sudáfrica y Nueva Zelanda), que este año sumó al equipo argentino. Los locales hicieron su tradicional Haka frente a los argentinos 
En una discoteca de Courtenay Place —la calle principal de Wellington, la capital de Nueva Zelanda— este mes sonó el tema “Home Sweet Home”, del grupo argentino Los Pericos. Esta canción probablemente les haya llegado de una manera particular a muchos de los sudamericanos —sobre todo argentinos pero también unos cuantos uruguayos— que están viviendo en el país y se dieron cita el sábado 8 en su ventosa capital con la excusa de ir a ver el histórico partido entre los locales All Blacks y los Pumas argentinos. La selección kiwi ganó (21 a 5), tal como era previsible a pesar de que los argentinos se las arreglaron para estar muy cerca (6 a 5 durante todo el primer tiempo). Pero no era un partido más, pues era la primera vez en que los Pumas compiten en el Rugby Championship —el campeonato anual más importante del hemisferio sur, que tiene su final prevista para el sábado 6 de octubre. Esta competencia existe desde 1996 pero hasta 2011 se llamaba Torneo de las Tres Naciones porque sólo competían la selección de Nueva Zelanda (All Blacks), la de Australia (Wallabies) y la de Sudáfrica (Springboks).
Argentina es el primer país de Latinoamérica en integrarse al campeonato, por lo que este partido estuvo en la mira de la mayoría de los latinos que viven en este país famoso no solo por su rugby sino también por su actividad agropecuaria, sus plantaciones de kiwis y por ser donde se rodó la película “El señor de los anillos”, entre otras.
El sábado 8 en las calles de Wellington se habló, cantó y gritó en español. En los hoteles y hostels se tomó mate. Y en los boliches sonó la típica música que estamos acostumbrados a escuchar en los casamientos y cumpleaños de 15 uruguayos: Rodrigo, Auténticos Decadentes, Fito Páez e incluso Gilda. “Home, sweet home”: para los uruguayos y argentinos que viven en Nueva Zelanda, fue como estar en casa por un día.



En el extremo sur de la Isla Norte está Wellington, conocida también como "Windy Welly"
por lo ventosa, y "Wellywood" por la importancia del cine en la ciudad.

Un horizonte no tan lejano. Nueva Zelanda no es de esos destinos que figuran en el top five de los turistas uruguayos, como Estados Unidos, Europa y Caribe. Desde Uruguay no hay vuelos directos, y hay 15 hora de diferencia. Sin embargo el nombre de este país compuesto por dos islas —la norte y la sur— al este de Australia suena cada vez más familiar, y varios presidentes recientes lo han destacado como el modelo por su profesionalización de la ganadería y agricultura. Entre las similitudes, los dos países comparten aproximadamente las mismas latitudes del globo, tienen más o menos la misma cantidad de habitantes (en Nueva Zelanda viven poco más de cuatro millones de personas), y se caracterizan por concentrar gran cantidad de población en una ciudad: aunque no es su capital, Auckland tiene aproximadamente 1,5 millón de habitantes.
A diferencia de la emigración europea que se registra por la crisis, en Australia y Nueva Zelanda la tasa de inmigración está en aumento. Hasta hace pocos años, para los neocelandeses la mayoría de los inmigrantes eran solo asiáticos, indios o árabes, pero de a poco los latinos han empezado a tener su lugar en este país donde el Producto Interno Bruto (PIB) per capita es de unos 28.000 dólares americanos al año (la moneda local es el dólar neozelandés), según estimaciones de 2011, casi el doble que Uruguay.
Nueva Zelanda figura en el mapa de los viajes de fin de carrera de los estudiantes de Arquitectura y Economía, y quienes visitan esta tierra luego de recorrer los puntos clásicos —Estados Unidos y Europa— y lo exótico —Asia o África— descubren el encanto de estas dos islas recorridas a lo largo por los Alpes neocelandeses, con montañas como el Monte Cook (3.754 metros). Así, Nueva Zelanda permite esquiar en invierno e ir a las playas de agua transparente ubicadas más al norte, pero además tiene fiordos, varios glaciares, centenares de volcanes —algunos activos como el Tongariro—, géiseres de los que emanan chorros de agua caliente, ciudades como Rotorua donde la cultura maori parece detenida en el tiempo y otras con rascacielos, como Auckland que con su icónica torre Sky Tower señala que pese a su modestia, este país forma parte del primer mundo.
Casi al fin de la Isla Sur está el Parque Nacional Fiordland, con fiordos que desembocan en el mar de Tasmania. En los más turísticos, Milford y Doubtful Sound, diversas compañías ofrecen la posiblidad de tomarse un barco para recorrerlos.

Viajar trabajando. Otra de las razones por las cuales la isla está en boca de los uruguayos en la última década es que desde 2003 el gobierno neocelandés otorga cada año 200 visas “Working Holiday” a personas de entre 18 y 35 años, que los habilitan a trabajar libremente por 12 meses en el país. En los primeros años de esta experiencia, el cupo de 200 personas demoraba meses en llenarse, mientras que el año pasado se agotaron a las cuatro horas de su apertura. Los interesados pueden registrarse en la página del gobierno neozelandés (www.immigration.govt.nz) el día que se abren los cupos, comprar sus propios pasajes, contratar el seguro médico y realizar trámites de forma particular, o buscar una agencia que les venda el paquete completo. En Uruguay, la inscripción se abre a fin de mes.
La agente de viajes uruguaya Lucía Herrera trabaja con este destino desde que se habilitó y ya lleva emitidas 1.000 visas Working Holiday para Nueva Zelanda. “Trabajamos también otros destinos y ahora se nos está por venir la visa Working Holiday de Australia para uruguayos, que va a ser otro éxito total”, dijo, marcando que esta misma visa ya está vigente en Argentina desde hace unos meses, y que ella ya se la ha gestionado a algunos uruguayos que también tienen ciudadanía italiana, pues en Italia el convenio ya está aprobado.
Unas 160 de las 200 personas con pasaporte uruguayo que viajaron en la última edición lo hicieron a través de su agencia, a los que se suman treinta con pasaportes de los países europeos habilitados. Para el llamado de este año, Herrera ya tiene el cupo de inscripciones completo en su agencia (Best Way) y “más de cien chicos en lista de espera”. El sistema funciona del siguiente modo: el interesado paga una seña y como la agencia no puede garantizarle que consiga el lugar -eso dependerá de Immigration NZ y otros tantos factores— en caso de no conseguirlo se devuelve el dinero. El paquete básico (pasaje, visa, seguro, reuniones de asesoramiento previo sobre los trámites necesarios al llegar para trabajar legalmente, cuatro noches de hostel, city tour y ascenso a la Sky Tower) ronda los 3000 dólares, pero adicionalmente se pueden contratar talleres agropecuarios o cursos de inglés, entre otros servicios.
Entre los trabajos más fáciles de conseguir para los que llegan a Nueva Zelanda están la cosecha y el empacado de frutas, los tambos, la construcción —sobre todo en la Christchurch, la ciudad más grande de la isla sur, que fue devastada por varios terremotos entre 2010 y 2011—, niñeras y servicios turísticos en hoteles, bares, tiendas, cafés y restaurantes.
Según la experiencia de Herrera, los uruguayos que aplican a esta visa —a diferencia de otros países— son más que nada chicos que buscan un año sabático. Son pre-universitarios, o perdieron materias de facultad y tienen un semestre libre, o se acaban de recibir y quieren tener esta experiencia. O algunos no saben qué quieren estudiar y viajan en busca de algo que les ayude a tomar esa decisión. Una vez en Nueva Zelanda, su actividad principal durante el año es el turismo, y el trabajo es algo secundario.
En la isla norte el clima y la temperatura del agua en verano es muy similar al uruguayo. En balnearios como Paihia, Mt. Maunganui y la Península de Coromandel muchos jóvenes buscan trabajo en hospitality (restaurantes, cafés y bares) para disfrutar de la playa en su tiempo libre.

Todo un viaje. Entre las personas que viajaron desde todos los puntos de Nueva Zelanda hasta Wellington para ver el partido estuvo la uruguaya Jimena Inciarte (26), acompañada por un grupo de amigos rioplatenses a los que conoció cuando llegó en abril con la visa Working Holiday. Como maestra de preescolares, Jimena llevaba siete años trabajando en el colegio preescolar Our Kids Canning cuando decidió aplicar con una amiga a este programa. Su plan original era quedarse solo hasta octubre, pero terminó corriendo el pasaje de regreso para abril del año que viene. Desde que llegó vive en Auckland, trabaja como niñera cuidando a dos niños neozelandeses, y recorre los alrededores durante los fines de semana largos. “Nunca pensé conocer a tanta gente de tantas culturas distintas, y descubrir que en el fondo están en la misma que yo”, contó a galería. Entre las cosas que tampoco se imaginó es que terminaría ennoviada con Ila, un chef indio que vive en Nueva Zelanda desde hace tres años. “Lo que tiene este viaje es que uno vive el día a día sin planificar mucho el mañana. Nunca sabés que puede pasar al día siguiente”, reflexionó.
Federico Laborde (21) es otro de los uruguayos que este año viajó con la Working Holiday. Llegó en marzo y trabajó los primeros meses en la recolección y empaque de kiwis. Después se mudó a Wellington, donde trabajó en un hostel a cambio del alojamiento para ahorrarse el gasto del alquiler. Dos días después del partido, Federico hizo otra de las cosas que la mayoría de los Working Holiday hacen durante este “año sabático”: irse a recorrer el sudeste asiático. En los trabajos en las cosechas y tambos se cobra por hora y muchas veces se trabaja más de diez por día, por lo que en dos o tres meses se puede juntar lo necesario para recorrer Asia, donde el costo de vida es más barato que en Australia y Nueva Zelanda. Aunque también hay trabajos más urbanos —básicamente, en ciudades como Auckland, Wellington, Christchurch y Queenstown, una ciudad de montaña conocida como “la Bariloche de Nueva Zelanda”— es bastante más difícil ahorrar ahí porque los alquileres y gastos diarios son más caros, y también porque ofrecen mayor oferta de espectáculos, vida nocturna y tiendas donde gastar el dinero.
Queenstown, una ciudad famosa por su vida nocturna y los centros de esquí que la rodean,
que muchos comparan con Bariloche.

Una semilla que germina. María Elena Duter, cónsul honoraria de Uruguay en Nueva Zelanda (isla sur), viajó por primera vez a Australia y Nueva Zelanda en 1997 cuando solo le faltaba la tesis para recibirse de ingeniera agrónoma forestal. Visitó varias universidades y se entusiasmó tanto con la de Lincoln, en Christchurch, que en 2003 consiguió una beca y estudió ahí un curso de especialización en semillas. En aquel entonces ella había instalado un laboratorio de análisis de semillas en Uruguay y simultáneamente trabajaba en el departamento de ventas de publicidad de Canal 10.
“Mi beca era solo de tres meses, así que no lo tomé como una mudanza. Luego NZ decidió extender la beca hasta finalizar el año y después me ofrecieron hacer una investigación en cereales, así que renuncié al canal y cerré el laboratorio. Hoy sigue viviendo en Christchurch con su familia: sus hijos Santino, de siete, Felipe, de cuatro, y su marido Ricardo Felitti, uruguayo, ex empleado bancario en Uruguay y ahora maestro preescolar luego de tres anos de estudio en Nueva Zelanda.
Durante las mañanas, María Elena trabaja como experta en semillas en la Universidad de Lincoln —es la coordinadora del Centro de Investigación de Semillas del instituto— y luego realiza sus tareas de cónsul, cargo que le ofrecieron en 2007 cuando estuvo en Uruguay para visitar a su familia.
Curiosamente, en la isla norte el cónsul honorario es otra persona, David Lewis. En el país no hay sede de la embajada uruguaya, pues Nueva Zelanda comparte embajador con Australia.
Según Duter, la popularidad de Nueva Zelanda como destino para uruguayos creció en los últimos años por boca a boca de los chicos que llegan al país luego de las Working Holiday. Entre los inmigrantes uruguayos, “hasta el momento la mayoría son aquellos jóvenes que vienen con este programa y se quedan porque su experiencia fue buena, tienen oportunidad de trabajo y viven en un país seguro y ordenado”. “Nueva Zelanda es un país tranquilo sin violencia y honesto. Con decirte que perdí dinero la semana pasada en la universidad y mande un mail general a la Uni y al otro día apareció el dinero en el piso. Alguien lo había encontrado y lo devolvió”, ejemplificó.
“Acá hay respeto. Los parques están limpios. Los baños públicos también. Por eso le pido a cada Uruguayo que viene por un período corto que no lo manche, que no rompa ese respeto, que si tienen multas que las paguen, que no saquen cosas si no les corresponden, que no tiren basura por las ventanillas de los autos, que si hay un limite para la velocidad que la respeten”, dijo. “El gran problema que tenemos ahora con nuestra comunidad es que han quebrado muchas reglas y no se dan cuenta de que están cerrando puertas a las generaciones que vienen”, agregó.
Ubicado entre las ciudades de montaña Wanaka y Queenstown, Cardrona Alpine Resort
es uno de los centros de esquí favoritos de los kiwis.

Como anillo al dedo. Entre los que no se perdieron el partido del estadio Westpac —también conocido como tin cake porque tiene forma similar a un molde de torta— estuvo el argentino Juani Guiraldes, que vive desde hace diez años en el país y desde hace cuatro y medio trabaja como animador de personajes en Weta Digital. Esta compañía de efectos visuales y animación —fundada por Peter Jackson, Jamie Selkirk y Richard Taylor— es artífice, entre otros títulos, de la trilogía “El señor de los Anillos”, “King Kong”, “Las aventuras de Tin Tin” y “Los Vengadores”.
En Wellington, esta empresa emplea a 1.000 profesionales, y por eso la ciudad se ganó el apodo de “Wellywood”. Allí, “El señor de los anillos” es una de las atracciones principales: pululan los tours guiados por locaciones donde se filmaron partes de esta trilogía que ganó premios Oscar. Trabajar en Weta es algo así como “el sueño del pibe” para todo el que, como Guiraldes, es fanático del cine ficción.
Una década en el país le permite observar cambios en el perfil del inmigrante argentino: “Al principio, después de la crisis de 2000, los argentinos que llegaban era por la falta de trabajo allá. Hoy, a esa razón se suman otras como la buena calidad de vida que hay acá y el mayor conocimiento que tenemos ahora de este país, basado en el boca a boca de gente que lo visita. También influye lo bien que se nos trata acá en comparación con lo que puede pasar en Estados Unidos o España”, dijo. “Creo que este país se asemeja más a nosotros que EEUU, por ejemplo. Viví tres años en Canadá, y me siento más identificado acá. Además es más fácil conseguir trabajo y se lo valora más al inmigrante”.
“Pero a diferencia de esos argentinos que vinieron acá escapándose de la crisis, yo vine persiguiendo lo que hago, porque quería trabajar en la mejor compañía de animación y efectos visuales”, comentó.

Antes del partido varios argentinos pasaron por el hotel donde se hospedó la selección para alentarla.

Go, Pumas, Go. La selección argentina se hospedó en el Hotel Amora, donde los esperaron unos 200 argentinos y algunos infiltrados uruguayos. Entre ellos estaba Martin Barseghian, cordobés que dirige la agencia de viajes Midland Work and Travel y que con un amigo viajó a Australia y Nueva Zelanda para ver los partidos de la selección de su país.
El sueño argentino era lograr la revancha por aquel partido de 2011 en el Estadio Eden Park de Auckland, durante los cuartos de final del Mundial de Rugby, donde los All Blacks dejaron afuera a los Pumas por 33 a 10. Y probablemente los argentinos se ilusionaron al enterarse de que Dan Carter —algo así como el Forlán de Nueva Zelanda— estaba en el banco por una lesión en el gemelo izquierdo.
Previo al partido se escucharon los himnos de ambos países; el de Nueva Zelanda además es bilingüe, en inglés y maori, y en esta lengua el nombre del país es Aotearoa, que significa “la tierra de la larga nube blanca”.
“Los All Blacks para un neocelandés son lo máximo. Ellos muestran su patriotismo en cada partido. Aquí la gente se viste con la bandera y usan remeras que dicen All Blacks. Están orgullosos de que el rugby los ha hecho conocidos en el mundo y son los mejores, no hay dudas”, opinó Duter.  
Sin embargo, aunque eran solo 10% de los asistentes, durante el partido los cantos y gritos que más se escucharon fueron de los argentinos. “Nosotros hacemos muuuuuucho ruido, ellos no. Por eso les encanta que estemos en al cancha con ellos”, opinó Guiraldes, gran entusiasta del rugby porque jugaba desde chico en su colegio.
Contentos con lo cerca que estuvieron en el tanteador durante el primer tiempo, pese a la derrota final, los argentinos salieron del estadio celebrando y cantando. Los festejos siguieron hasta casi la madrugada y por las calles principales de Wellington, ese día se habló, cantó y bailó en español.

Carina Fossati

 Federico Laborde llegó en marzo con una Visa Working Holiday, trabajó en una packhouse de kiwis, vivió después en Wellington y con lo que ahorró está recorriendo ahora el Sudesde Asiático.
 El cineasta Juani Giraldes vive desde hace diez años en Wellington y trabaja como animador de personajes en Weta Digital, la compañía de efectos visuales y animación que hizo, entre otras cintas famosas,
a "El Señor de los Anillos".
Jimena Inciarte (uruguaya) y Carolina Vicente (argentina) viven en Auckland y viajaron por el fin de semana a Wellington a ver el partido. Ahí se econtraron con Martin Barseghian, cordobés que dirige la agencia de viajes Midland Work and Travel y que viajó a Australia y Nueva Zelanda con un amigo para ver los partidos de la selección de su país.

Lucía Herrera nació en Nueva Zelanda y desde hace diez años trabaja este destino como agente de viajes.

 

María Elena Duter, ingeniera agrónoma y cónsul honoraria de Uruguay en Nueva Zelanda,vive en Christchurch con su esposo Ricardo Felitti y sus hijos Santino y Felipe.

Hinchada argentina: Juan Pablo Lampe trabaja en Weta Digital, en Wellington, mientras que el Cesar Amaya, Adrian Melgar y Valeria Vergara se vinieron desde Auckland (680km) por el fin de semana a ver el partido.
 
 
 


Las mejores playas de Nueva Zelanda

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He aquí las ocho regiones más famosas del país oceánico a la hora de broncearse, remontar un par de olas o relajarse mirando una puesta de sol. Hay costa para todos los gustos: de arena blancas o negra, de agua tibia o helada, tranquila o para surferos...

Conocida por su selección de rugby All Blacks, por ser el escenario de la trilogía El señor de los Anillos y por sus plantaciones de kiwis, Nueva Zelanda no siempre es tenido en cuenta como destino de playa. Sin embargo, con sus dos islas bordeadas por el Pacífico y el Mar de Tasmania, ofrece 15.134 kilómetros de costa.
Las hay para todos: de arenas blancas, tostadas o negras; de agua tibia o helada; con olas surferas o tranquilas bahías color turquesa aptas para toda la familia. El agua está presente en todo el país y las principales ciudades balnearias entran en efervescencia durante el verano del hemisferio sur -diciembre a marzo-, cuando en España el frío más se hace sentir. Se las mostramos.


1. Northland 
El faro del Cabo Reinga, ubicado en el extremo más al norte de Nueva Zelanda -a 600 kilómetros de Auckland-, marca el punto donde se unen el Mar de Tasmania con el océano Pacífico. Según la mitología maorí, los espíritus de los difuntos pasan por este cabo en su viaje hacia la otra vida, para saltar desde su punta y descender al inframundo. De esta región la playa más famosa es la Ninety Miles Beach (o Playa de las 90 millas, aunque en realidad tiene 88), ubicada enteramente sobre el Mar de Tasmania.

Vista de Bay of Islands
2. Bay of Islands 
Esta bahía del norte del país ofrece más de cien islas y ciudades como Russell, primer asentamiento europeo de Nueva Zelanda; Paihía, uno de los favoritos de los jóvenes por su playa y movida nocturna, y Kerikeri, famosa por sus cataratas, viñedos y tradiciones maoríes. A una hora de Kerikeri hay otras cascadas famosas, las Rainbow Waterfalls (cataratas del Arco Iris), desde donde se puede ver todo el espectro de colores en el reflejo del agua.

Piha Beach, meca surfista.
Mission Bay
Waiheke Island
3. Región de Auckland 
En la ciudad más grande de Nueva Zelanda (más de un 1,5 millón de habitantes), a pocos minutos en coche del centro, está Mission Bay, playa que ofrece una pintoresca vista de la isla Rangitoto, donde se encuentra el volcán homónimo. Cruzando el Harbor Bridge, puente que une el centro y sur de Auckland con su relajada Costa Norte hay suburbios residenciales bañados por playas, entre las que Tacapuna es una de las favoritas. Pero si se quiere conocer las playas más famosas del país hay que tomar un ferry a Waiheke Island (40 minutos), una isla de aires hippies con gran cantidad de viñedos. Otra opción es Piha Beach (a 40 kilómetros), la meca de los surfistas locales. Da al Mar de Tasmania y destaca por sus colinas, arenas negras volcánicas y la Lyon Rock, roca icónica a medio camino entre la arena y el mar.

Cavando en Hot Water Beach
4. Coromandel 
La sinuosa Ruta 25 bordea esta península con playas como Hot Water Beach y Cathedral Cove. La primera es una de las más curiosas porque si se cava un pozo con una pala -las alquilan en los paradores del balneario- aparece agua caliente, ya que es una zona termal. En vez de castillos de arena, los viajeros suelen armar jacuzzis naturales, donde el agua de la playa se mezcla con la subterránea. A Cathedral Cove sólo se puede acceder caminando -se aparca en Hahei, un pequeño pueblo costero-, y se camina 45 minutos por un sendero armado en el medio del un bosque con subidas y bajadas hasta llegar a este rincón donde hay dos playas unidas por este tunel gigante de piedra en forma de arco, una de las postales más típicas de Coromandel.

Balneario The Mount
5. Bay of Plenty 
Esta región al sur de Coromandel, bañada por el Pacífico y bautizada en 1769 como Bahía de la plenitud por el navegante James Cook, tiene como ciudades principales a Tauranga (106.500 habitantes) y Rotorua (55.100) pero en verano la movida se concentra en las costas que rodean al Monte Maunganui, volcán extinto que da nombre a este balneario con calles principales repletas de tiendas, restaurantes y pubs, conocido coloquialmente como The Mount. Aproximadamente a la misma altura pero del lado oeste de la isla, en pleno Mar de Tasmania, está Raglan, uno de los balnearios preferidos de los surfistas.

Parque de Abel Tasman
6. Al norte del Sur 
En el norte de la isla sur el Parque Nacional Abel Tasman -una reserva de 225 km2 de bosques, valles y ríos- sobresale como una punta rodeada por dos bahías con playas que compiten por el título de la más bella del sur: la Bahía de Tasmania al este y la Dorada al oeste. Al fin de ésta se encuentra la península Cabo Farewell, el punto más al norte de la Isla Sur. Allí está Wharariki Beach, a la que no se puede acceder en coche: se deja en un aparcamiento y se camina una media hora por un sendero marcado hasta llegar al destino. Otra playa imperdible es Kaiteriteri, de aguas mansas y arenas doradas, en la entrada del Abel Tasman National Park. Allí suelen verse pingüinos y delfines.

Idílico rincón de Christchurch (foto: Artigas Pessio)
7. Christchurch 
Los suburbios de la ciudad más poblada de la Isla Sur limitan con la bahía Pegasus Bay, donde se reconstruyó en 1997 el muelle New Brighton Pier, que había existido entre 1894 y 1964. Unos minutos al norte de este muelle tan codiciado por pescadores y surfistas está la playa Ashworth's Beach, de arenas doradas y aguas mucho más calmas. Otra playa muy concurrida en Christchurch es la de Avon, en la esquina oeste de la ciudad, que también ofrece arena dorada y una de las favoritas para practicar deportes acuáticos.

Las piedras de Moeraki
8. Koekohe Beach 
Situada sobre el Pacífico, al norte de la ciudad universitaria de Dunedin, esta playa es famosa por tener unas formaciones rocosas muy peculiares, las piedras redondas de Moeraki. Parecen huevos gigantes pero son el resultado de la erosión de las olas y la arena durante millones de años, en estas rocas con alto componente de calacita que pueden tener hasta dos metros de diámetro. En muy pocas playas del mundo -por ejemplo, la Bowling Balls Beach de California- se pueden encontrar piedras con esta forma tan curiosa, que inspiró varias leyendas en la cultura maorí.

Consejos para turistas ecosostenibles

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Por L.C para Hills to Heels





En los últimos años la sociedad en general, tanto a nivel individual como institucional, viene experimentando un profundo cambio de mentalidad en lo que se refiere a la protección del medio natural. Cuidar de la riqueza biológica del planeta se está convirtiendo en una preocupación generalizada, de forma que no dejan de aumentar hábitos que contrarresten todas las conductas incorrectas que desestabilizaron la balanza del desarrollo humano con el mantenimiento de los recursos durante décadas. 

Esta concienciación va mucho más allá de los individuos, alcanzando un gran número de sectores de actividad, entre ellos el turístico, uno de los que mayor desga sucede con la construcción de infraestructuras sin control, o con la explotación de ciertas zonas con tours constantes de visitantes, sin tener presente la necesidad de proteger cada zona. 

Y es que el turismo, que de a poco busca cada vez más mantener una conducta de sostenibilidad con la Tierra pero sin necesidad de olvidar los beneficios propios de cualquier negocio, apuesta de forma directa por la ecología como camino más certero para un desarrollo responsable tanto a nivel individual como colectivo. Precisamente por ello no cabe duda de que son los hábitos personales de cada viajero la muestra más clara de este avance en el sector, y la mayor influencia sobre la flora, fauna y riqueza biológica general de todos los lugares objeto de turismo. 

Convertirse en un turista ecosostenible es sencillo siempre que se sigan unas sencillas pautas de comportamiento: 

* Sube a un transporte no contaminante. Busca en las páginas de avisos clasificados una bicicleta para trasladarte en tu lugar de destino o sube al transporte público. Vas a evitar generar gases, combustibles y residuos de más si optás por formas más sostenibles para moverte en tus viajes. 

* Buscá siempre información antes de viajar. Navegar en la red en busca de datos para conocer el lugar de destino nos hará más conscientes de la riqueza del lugar al que nos dirijamos, así como de los valores y cultura de sus poblaciones autóctonas. Procurá además planificar tu viaje con proveedores que garanticen un traslado ecosostenible. 

* No generes demasiada basura. Vayas donde vayas procurá dejarlo todo en el mismo estado en el que lo encontraste, o incluso en mejores condiciones. No produzcas demasiados desperdicios e informate de cómo reciclar o reutilizar lo que sí hayas usado. 

* Modera el consumo energético. Vas a conseguir un control mayor del gasto del agua y la luz si apagas las luces al salir de una habitación o priorizas la ducha frente a la bañera. Del mismo modo, ahorrarás agua, y evitarás una contaminación excesiva por detergentes de lavadora, si pones a lavar las toallas de tu hotel o alojamiento en días alternos, en lugar de hacerlo cada vez que las utilices para tus momentos de higiene personal. 

* Busca alojamientos alternativos. Si nos decidimos por un apartamento en alquiler, en lugar de hacerlo en alguno de los alojamientos de las grandes cadenas hoteleras, favoreceremos la concienciación sobre la importancia de mantener conductas ecológicas también en las construcciones turísticas, y además repartiremos los beneficios de nuestra estancia entre todos los miembros de la sociedad.

Días de magia en la capital del cine fantástico

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En Nueva Zelanda, la tierra que lo vio nacer, el filme “El Hobbit” —precuela de “El señor de los anillos” basada en el libro de JRR Tolkien y dirigida por Peter Jackson— causa una revolución que contagia al mundo; una uruguaya que participó como extra y dos argentinos que trabajan en la productora de la película contaron su experiencia. 




EN WELLINGTON HACE SEMANAS que no se habla de otra cosa que no sea de hobbits, estos humanoides de orejas grandes y baja estatura inventados por el escritor sudafricano JRR Tolkien entre 1932 y 1949 en sus libros "El Hobbit" y la trilogía de "El señor de los anillos". Las calles de la capital de Nueva Zelanda llevan más de un mes tapizadas con carteles y afiches sobre el filme, mientras que por las calles uno se puede encontrar personas disfrazadas de magos y otros seres mitológicos. Esta ciudad, que se ganó el apodo de “Wellywood” por la importancia que representa para ella la industria del cine, por estos días se conoce también como "The Middle of Middle-earth (El Centro de Tierra Media), en referencia al continente donde transcurre el mundo imaginario de Tolkien.
AIRES DE ESTRENO. La fama mundial de Nueva Zelanda creció exponencialmente desde que el cineasta neozelandés Peter Jackson la eligió como locación al llevar a la pantalla grande la trilogía. La primera se llevó cuatro Oscar en 2001, la segunda dos premios al año siguiente, pero los once galardones que recibió en 2003 -incluido mejor director para Jackson- son los que permiten hablar de un "antes y después" en la notoriedad pública de ese país.
Hoy todos los hoteles y agencias de turismo ofrecen tours por las distintas locaciones de los filmes, desde el pueblo Matamata -cuyas colinas onduladas ambientaron la aldea Hobbiton- al Parque Nacional Tongariro con sus volcanes que recrearon la región maléfica de Mordor, pasando por bosques y montañas.
Por eso cuando se supo públicamente que Jackson estaba filmando "El Hobbit" -cuya acción ocurre antes que la de "El señor de los anillos"- el asunto se convirtió casi en un tema de estado y durante y durante el año los diarios publicaron datos filtrados sobre la filmación.
En "El Señor de los Anillos" el hobbit Frodo (Elijah Wood) recibía de su tío Bilbo Bolsón un anillo de poderes maléficos con la misión de destruirlo, algo que hizo con la ayuda de un guerrero (Viggo Morttensen), un elfo (Orlando Bloom) y un mago (Ian McKellen), entre otros.
Esta precuela, que Tolkien desarrolló en un solo libro pero para Jackson amerita tres películas -ésta es la primera, para 2013 y 2014 está previsto el estreno de las dos siguientes- se trata de como el joven Bilbo (el británico Martin Freeman) decide ayudar a trece enanos a reconquistar el Reino Enano de Erebor, que fue invadido hace muchos años por el dragón Smaug. Durante esta aventura verá por primera vez al asqueroso monstruo Gollum (Andrew Serkis), quien en ese momento está en poder del famoso anillo.
 Aunque el estreno mundial del filme es este viernes 14, se hizo una premiere el 28 de noviembre y una alfombra roja de 500 metros tapizó Courtenay Place -la calle principal de la ciudad- hasta el teatro mayor, Embassy Theatre, donde se proyectó por primera vez para un selecto grupo de 800 invitados.
 Por la alfombra, rodeada de aproximadamente 100.000 personas, desfilaron Jackson, Freeman, Wood y Cate Blanchett (interpreta a una elfa de la que se enamorará Gandalf). Algunos privilegiados los veían en directo, pero la mayoría a través de pantallas gigantes instaladas en esa calle, donde durante los días previos se emitieron las tres películas de “El señor de los anillos”, con el objetivo de ir preparando al público para el gran debut.
El día del estreno había stands con merchandizing del filme, pero también con comida típica del país y artesanías. Mientras un avión con motivos del Hobbit sobrevolaba el lugar, ingresaron también al teatro invitados como el cineasta James Cameron y el primer ministro del país, John Key, que al ser consultado por la prensa destacó algunos de los números de “El Hobbit” durante su producción y rodaje: 6700 pasajes de avión, 93.000 camas de hotel, 18.000 alquileres de auto y 380.000 dólares kiwi de gasto solo en cafés.
EN PRIMERA FILA. Hay una suerte de leyenda popular que dice que por más pequeña que sea la población uruguaya en comparación a la de la mayoría de los países, cada vez que pasa algo importante en el mundo hay algún uruguayo presente. La teoría se cumple en este caso a través de Camila Tassino, una veinteañera que se tomó un año de vacaciones con una visa Working Holiday y mientras buscaba trabajo en el portal www.trademe.co.nz encontró con un aviso que solicitaba personas altas, flacas y de pelo largo para participar en la película como extras. "Mandé mis datos y fotos por mail me llamaron dos semanas después para decirme que me habían seleccionado, y me dieron las fechas de prueba de vestuario y de filmación. El rodaje empezó el 23 de marzo y lo mio fueron 4 o 5 días", dijo a Galería.
"Los dias eran largos, trabajando entre 12 y 15 horas por día, pero era disfrutable porque soy re fanática así que estaba con una sonrisa de oreja a oreja aunque tuviera que hacer lo mismo quinientas veces", agregó, aclarando que le hicieron firmar un contrato de confidencialidad sobre la trama.
El rodaje fue en Wellington: estaban todos temprano en la mañana en los estudios de Jackson y luego una camioneta los llevaba al set, ubicado a media hora de ahí. Era un pueblo humano donde ella interpreta a una chica embarazada de un pueblo a punto de ser invadido por el dragón. "Toda la representación era muy realista, lo único que había que imaginarse era al dragón. Pero igual no costaba demasiado porque había mucho ruido y fuego, así que todos básicamente gritábamos y corríamos asustados", explicó. Por este trabajo Tassino cobró aproximadamente 800 dólares y con el único actor que coincidió fue con Serkis, a quien recordaba encarnando a Gollum. 


Otro de los hispano parlantes que vivió de cerca la creación del filme fue Juan Güiraldes, un argentino que desde hace más de cuatro años trabaja como animador de personajes en Weta Digital. Esta compañía de efectos visuales y animación —fundada por Peter Jackson, Jamie Selkirk y Richard Taylor— es artífice “El señor de los Anillos” y también de “King Kong”, “Las aventuras de Tin Tin” y “Los Vengadores”, entre otros. En Wellington, esta empresa emplea a 1.000 profesionales.
“Jackson es muy tranquilo, relajado, humilde. Hasta tímido, no se cree 'una estrella de rock'. Pero como director es una bestia, un titán”, opinó. Según Güiraldes la complejidad de los efectos de esta película superan a cualquiera de las tres de “El señor de los Anillos”. “Hay muchas cosas que podés jurar que son reales, pero está todo hecho por computadora” dijo poniendo como ejemplo a uno de los orcos (la raza principal de villanos), que no está en escena sino que fue agregado como animación por computadora.
Quizás de afuera un espectador se imagine que el director tiene un plan perfecto en su cabeza antes de empezar a filmar y no lo cambia por nada, pero Jackson -como tantos otros cineastas- prefiere adaptarse sobre la marcha siempre que considere que eso mejorará su película. Como ejemplo, luego del rodaje de todas las escenas del libro “El Hobbit”, el director decidió que con ese material no haría sólo dos películas (su plan inicial) sino tres. El rodaje duró dos años y está culminado, pese a que el año que viene puedan repetirse algunas escenas que se vean necesarias a la hora de editar.
Los cambios son constantes e imprevisibles hasta último minuto. Juan Pablo Lampe, otro argentino que trabaja en Weta, estuvo trabajando en la post-producción del filme hasta la noche del estreno. “Es increíble, para que te hagas una idea, en general se termina entre dos y cuatro meses antes para que haya tiempo para los efectos de sonido, los doblajes y subtitulos en distintos idiomas”, explicó Lampe.
“Esta es la película más compleja y con más tomas que hizo Weta hasta el momento” indicó Lampe, agregando que una de las novedades es que es el primer filme que se va a proyectar al doble de velocidad que cualquier película anterior. “Eso le va a dar mucho más detalle y sensación de realidad que una película tradicional”, agregó.
Hasta el momento la trilogía lleva gastados 500 millones de dólares -más que Avatar, que en su momento fue el filme más caro de la historia- y está previsto que esa cifra aumente durante la posproducción de los dos últimos episodios.
“El país en parte está de moda por lo que está haciendo Jackson”, opinó Güiraldes. “Eran miles en la premiere. Fui con la camiseta de la empresa y me decían: '¿trabajás en Weta? Sacate una foto conmigo'. Es increíble, la gente viene de todo el mundo a ver los lugares donde filmó la película, para el país eso una inyección de plata monumental”, dijo a Galería.

Textos: Carina Fossati
Fotos: Mery Llovet


En este video se ve clarísimo como estaba ambientada Wellinton el día del estreno, y además están los actores en la alfombra roja y hay una entrevista a Peter Jackson.

Para terminar, los dejo con la sinopsis de la película

¿Cómo conquistar un kiwi?

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Querida latina: no te dejes engañar con el haka.
Son deportistas, trabajadores y fieles. La genética los favorece: en general son muy buen mozos. Tienen la educación de un lord inglés pero la sencillez del que vive en un paísito tan chico que mucha gente no ubica en el mapa (y no es Uruguay, aclaro). Los kiwis parecen el novio que toda madre quiere para su hija, pero algún defecto tenían que tener: son cagones.

Al principio es probable que una latina recién llegada al país de los kiwis no lo note, porque en Nueva Zelanda hay tantos jóvenes extrajeros estudiando y trabajando con visas working holiday, que no le va a faltar quien le arrastre el ala. Europeos hay a patadas. También latinos -de los que tratamos de alejarnos haciéndonos las diosas y siempre volvemos porque nos la hacen simple: compartimos los mismos códigos y el sentido del humor. Están los árabes e indios -si estás en esos días que te sentís horrible salí a un boliche lleno que en seguida te van a tratar de levantar... la autoestima. Están también los asiáticos, pero esos hablan un inglés muy distinto al que nos enseñaron a nosotros en el colegio, así que es probable que el diálogo no pase las 4 frases.

Pero si viniste a Nueva Zelanda con ganas de conocer kiwis: olvidate! El hombre kiwi es cagón. Es amarrete con los elogios (“You look really nice today” es su comodín) por eso cualquier rioplatense acá la levanta en pala. El kiwi no se “carga” minas. Si crees que van a venir moviendo un poco las caderas -cosa difícil porque la música de acá incita más al salto desenfrenado que al moviento sexy- probablemente te canses más que después de una clase de zumba. Si pensás que la mirada matadora que tenés estudiada desde que entraste al secundario es un pasaporte a que se acerque a invitarte un trago, ya te dije: olvidate. Puede que te empieces a sentir fea -los kilos que la mayoría de las latinas metemos en Nueva Zelanda contrubuyen- pero para que te sientas mejor te cuento que ellos se mueren por nuestras caderas. Las kiwis en general son altas, grandotas y bastante rectas. “No hay culos ni tetas como las de las latinas” me confesó uno. “Acá si hablás de una latina en lo primero que pensamos es en curvas”. Entonces, querida amiga, te voy a contar para que no te deprimas antes de descubrirlo por vos misma: son cagones. Tanto que si alguno es tan valiente como para encarar él, obviamente no va a ser un arrebato pasional sino que antes te va a preguntar: “May I kiss you?  

Un kiwi me explicó: si yo me acerco a una chica, ¿como se si ella está interesada? “¿Me estás jodiendo?” Le dije. “¿Estamos todos locos?”. Una viene de países machistas, donde si sos vos la que encarás te podés quedar con el miedo de que el otro haya dicho que si porque la vio fácil, no porque realmente tuviera ganas. Porque al hombre latino -la mayoría, tampoco hay que generalizar- le gusta pelearla, le gusta la chica trofeo, la histérica, la que dice que no varias veces antes que decir que si. Obvio, casi toda chica tiene algún muerto en el placard y puede que alguna vez haya llevado la voz sonante... pero en general de forma discreta y más como escepción que como regla.

Y resulta que el hombre kiwi es todo lo contrario. Mientras como unas insulsas salimos con el jean y la musculosita, acá las mujeres se ponen sus minivestidos brillantes superajustados sin sentirse ningunas atorrantas, se les acercan ellas a charlar a los chicos y menos trolas se sienten. Lo cual está perfecto en pleno siglo XXI, pero si vos sos latina, educada a la antigua (aunque te la des de loca por estar de working holiday en NZ), tenés todas las de perder. (Al revés que los hombres: como les dije, los latinos levantan toneladas porque las mujeres locales no están acostumbradas a que las piropeen).  

Por mucho tiempo pensé que este era un problema mío, hasta que lo compartí con amigas -latinas, kiwis y asiáticas- y todas opinaron lo mismo: que los kiwis son cagones. (“I just think kiwi-boys are chickens”, opinó una asiática idéntica a Lucy Lou) Lo hablé con chicos (kiwis) y se pusieron a pensar... para darse cuenta que todas sus novias los habían encarado ellas. Lo hablé con hombres latinos y me dijeron... que a las kiwis les decían cualquier pavada y se ponían contentas, proque no estaban acostumbradas a que les dijeran cosas lindas. (Aunque ojo: los latinos acá tienen fama de mujeriegos, las kiwis tampoco confían mucho en ellos y dicen además que son muy acelerados... claro porque un kiwi puede ser tu amigo nueve meses antes de darte un beso!)

Aunque ojo, levantarse un kiwi tampoco no es imposible y cuando lo tenés, para algunas es como sacar la lotería. “Son los más compañeros y fieles del mundo”, opinó una amiga argentina que hace poco rompió después de tres años. En este caso fue el el que encaró... después de semanas dando vueltas. Otra argentina, riéndose, me dijo: “vos sabés que ahora que me pongo a pensar... a mi novio lo encaré yo!”.

O sea chicas que acá va la primera lección: tener iniciativa. A mi misma me llevó cinco meses aprenderlo. Un día hice “click” e invité a tomar algo a un compañero de trabajo. Hoy llevamos cuatro meses saliendo juntos. Obviamente a las semanas le pregunté: “si yo no te hubiera invitado, ¿Vos en algún momento lo habrías hecho?”. Y como era de esperar, contestó: “yo quería, pero no se, porque no estaba seguro de si ibas a decir que si” (eso después de un mes de miradas y sonrisitas donde la onda entre los dos era más que obvia). Una, acostumbrado al hombre latino que te invita a salir por deporte, no puede evitar seguir preguntándose: ¿Qué le pasa a los kiwis? Pero una de las bases del viajero es adaptarse a las costumbres locales, así que chicas, si vienen a este país, prepárense para modernizarse y aprender a tomar la iniciativa. Vale la pena, doy fe.

Banoffee Pie

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Hace unos meses les enseñé la receta de la torta de chocolate de Sarah -en mi opinión, el mejor bizcochuelo de chocolate que probé hasta ahora- y en esta oportunidad les vengo con la torta inglesa Banoffee Pie, un postre británico que me enseñó Hanna, una inglesa que vive con nosotros en el Bay Adventurer. La única diferencia que me permití es sugerir que se reemplace el caramel por auténtico dulce de leche, para lograr una versión mejorada. El nombre del postre es una mezcla de banana y toffee (caramelo). Al parecer el invento fue del restaurante The Hungry Monk en Jevington, East Sussex, que ya no existe.

A long time ago I wrote Sarah`s chocolate cake recipe, and now I am back with another delicious dessert: the Banoffee Pie, one of the best british inventions. Today Hanna -one of the British girls that lives with us at the Bay Adventurer- made one and she was so kind that she shared the recipe with us. In England they made it with caramel, but to make it better I suggest a Hispanic vertion with Dulce de Leche -a sweet similar to Caramel but much better. The name is a mixture of banana and toffee, and the credit of the invention is claimed in 1972 The Hungry Monk restaurant (now closed) in Jevington, East Sussex.


Ingredients / Ingredientes
3 bananas
un frasco de dulce de leche / 1 tin of caramel
300 gramos de crema doble batida tipo chantilly / 300 grs. of whipped cream
300 gramos de galletitas / 300 grs. biscuits
100 gramos de manteca derretida / 100 grs. butter melted


Procedimiento/Proceadure
> Desmenuzar las galletitas y mezclarlas con la manteca derretida. Poner la mezcla en un bowl y presionar hacia abajo y hacia los costados.

<Crahs the biscuits and mix them with the melted butter. Lay the mixture in a shallow dish and press dawn on botton and sides.

> Ponerle encima una capa de dulce de leche, después una de rodajas de banana, luego otra de dulce de leche y seguir repitiendo -como si fuera una lasaña.

<Layer the caramel, then sliced bananas, then repeat -like a lasagna.

> Decorar con crema doble batida a punto chantilly, y espolvorear con chocolate gratinado o cocoa.

<Top with whipped cream and decorate with grated chocolate or cocoa powder.
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