Destino cultural por sus templos budistas y de luna de miel por sus playas, Tailandia es hoy unade las mecas de turismo internacional de jóvenes por sus fiestas nocturnas en las playas, donde gente de todos los continentes baila al ritmo del pop y la electrónica; desde Uruguay, el turismo aumentó 40% en los últimos cinco años.
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Templo budista Wat Arun, en Bangkok |
Entre quienes llegan hasta allí cada vez hay más uruguayos, sobre todo los jóvenes que van en los viajes de Ciencias Económicas y Arquitectura, pero también quienes optan por paquetes turísticos por el sudeste asiático o los que realizan intercambios con el programa Working Holiday de Australia y Nueva Zelanda.
“Mi vuelo llegó a Phuket, pero como se aproximaba la fecha de la Full Moon Party y no me la quería perder, me tome un vuelo directo a Koh Samui, la isla vecina a Koh Phangan. Al día siguiente crucé en barco a Koh Phangan, así que llegué dos días antes de la fiesta”, dijo a galería Verónica Abadie, una uruguaya de 27 años que estuvo en la fiesta en agosto de 2012.“Para la Full Moon Party viene gente de todas partes del mundo. Me quedé en un hostal, el Party Hostel, que estaba bien sobre la playa donde es la fiesta. Tuve que reservar cinco días, que es la estadía mínima que aceptan, porque todo el mundo quiere estar ahí esa noche. Fui sola pero conocí gente enseguida: me hice un grupo con dos inglesas y una colombiana, con las que terminamos recorriendo Tailandia todo el mes. También conocimos a chicos y chicas de Noruega, Australia y Polonia”, dijo.
Para el día de la fiesta, VeRónica se pintó la cara de colores, como sus nuevas amigas, y se compró un short que decía “Full Moon Party”, a tono con las camisetas de muchos de la multitud de jóvenes que se encontró en la playa.
“Hay mucho merchandising, todo tipo de objetos con el logo de la Full Moon. Y ahora también hay otras fiestas, como la Half Moon Party, la Black Moon Party y la Pool Party. Ahí hay fiestas todos los días”, dijo. Lo que coincide en todas ellas, en todas las playas del país, son los buckets, como se llama a los típicos baldes playeros pero que se usan como gran vaso para bebidas alcohólicas. “Está lleno de puestitos vendiendo buckets y todo el mundo anda con sus baldes, es muy común”, subrayó. Sin embargo, como le habían advertido en su casa, se fijaba siempre mientras los preparaban para tener claro qué les ponían adentro.
“Me sentí segura siempre pero obviamente tomé mis precauciones: no llevé cámara de fotos (al empezar la fiesta saqué algunas pero después la dejé en el hostel) y llevé muy poca plata”, explicó. En la fiesta y en las calles de la isla vio de todo: “Parejas teniendo sexo en la playa, gente muy pasada de alcohol y drogas. Vas caminando y ves carteles que dicen ‘magic mushrooms’ (hongos alucinógenos) pero en realidad en Tailandia la drogas están prohibidas; si te encuentran con drogas es uno de los peores delitos”. En la playa también hay stands de madera con un cartel que dice “sleeping area”, con sillones donde duermen los que ya no tienen conciencia como para volver a su alojamiento. También hay fuegos artificiales y acróbatas y juegos con fuego para los asistentes.
La primera edición de esta fiesta fue en 1985, en un pequeño pub sobre la playa, con solo 30 viajeros. Hoy reúne en cada edición a entre 20.000 y 30.000 jóvenes, que bailan hasta el amanecer.
Verónica Abadie fue a Tailandia como parte de su año sabático en Nueva Zelanda. |
Compatriotas viajeros. Claro que también hay solitarias playas paradisíacas en este reino con tres mil kilómetros de costa, que con 64 millones de habitantes es el 20º más poblado del mundo y ofrece atracciones para todos los gustos. Este país budista también abunda en templos, cultura e historia. Hasta 1939 se llamaba Siam y desde 1946 tiene al mismo rey, Rama IX (el noveno de su dinastía) y a una primera ministra mujer, Yingluck Shinawatra.
Respecto al turismo uruguayo, durante los últimos cinco años se nota un crecimiento continuo de personas que visitan Tailandia por primera vez, contó a galería el cónsul honorario de Tailandia en Uruguay, Alberto Perciavalle. El dato surge de la cantidad de visas que este Consulado emite anualmente (los uruguayos necesitan visa de turista para entrar a Tailandia), pero si se cuentan los que tienen saporte de la Unión Europea —y que por lo tanto ingresan sin visa— y a los que la tramitan en otros países, se puede estimar que el aumento es de 40% respecto a últimos cinco años, dijo Perciavalle.Hoy en la mayoría de las páginas web de las agencias de viajes uruguayas figura Tailandia como destino. Quizás otro indicio del aumento del interés uruguayo por este destino es que el último fin de semana de descuentos en los shoppings de Montevideo y Ciudad de la Costa, además de sortearse pasajes a destinos frecuentes como Caribe, Londres y Nueva York, Punta Carretas Shopping sorteó un paquete a Tailandia.
Según Alejandra Martínez, encargada de marketing de Jorge Martínez, su agencia de viajes tiene varios programas, y los puntos básicos con su capital Bangkok, las ciudades del norte Chiang Mai y Chiang Rai —con más de 300 templos budistas, decenas de mercados y una reserva de elefantes— y las islas. “Estos lugares son muy famosos por su hotelería, tienen cadenas premium con servicio muy sofisticado, por eso es también un destino muy requerido para lunas de miel”, comentó, agregando que en general sus pasajeros suelen complementar el viaje a Tailandia con algún otro destino como Malasia, Filipinas, Bali o Singapur, esta última muy de moda como gran ciudad de la región. “Y los jóvenes que van a hacer surf usan a Bangkok como puerta de entrada a otras islas, como Java”, agregó.
Nicolás Aguirre y Carolina Vergara se casaron en 2012 y eligieron el sudeste asiático para su luna de miel. Aprovecharon la escala en Dubai para conocer esa ciudad, después recorrieron Malasia, Camboya, Indonesia, Singapur, Vietnam y estuvieron 12 días en Tailandia. “No fuimos a Koh Samui ni Koh Phangan, que están al oeste, porque nos avisaron que era la época del monzón, entonces está casi siempre nublado, el calor es muy pesado y el agua de las playas está bastante turbia. Fuimos en cambio a las playas del este (a Koh Phi Phi, en la provincia de Krabi) y si querías ruido tenías boliches, pero si querías tranquilidad también tenías lugares donde había silencio total”, explicó. “Bangkok sí es una locura”, agregó.
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Nicolás Aguirre y Carolina Vergara se fueron de luna de miel al Sudeste Asiático, incluyendo Tailandia. |
“En Bangkok, con el grupo, nos quedamos en un buen hotel, pero en las islas optamos por hoteles más sencillos, y en el río nos alojamos en unas cabañas flotantes, sin luz, típicas del lugar”, recordó.
Comer es barato. Un dólar americano son unos 30 baht, por lo que “por poca plata hay comida típica o internacional. Además en Bangkok, como en todas las grandes ciudades, siempre hay una casa de comida rápida internacional a mano”, comentaron Nicolás y María José. En particular en Phi Phi recomendaría comer en un lugar llamado Cosmic, y después comprarse algún bucket, dijeron. Entre los platos típicos de restaurantes y puestos callejeros está el pad thai: pasta al wok con huevo, brotes de soja, salsa de pescado, pimiento rojo, y puede llevar también pollo o tofu.
En Bangkok visitaron los templos Wat Pho y Wat Prakeaw, donde vivieron varios reyes y hay esculturas gigantes de budas y otras figuras religiosas emblemáticas. También el mercado flotante más famoso de la ciudad, el Damnoen Saduak, y uno de los grandes bazares, el Chatuchak, que no tiene nada que envidiarle al Gran Bazar Turco. “Reúne todo tipo de objetos, ropa, zapatos, decoración, pinturas, souvenirs, comida, artículos de bazar, papelería, mercería. Es imposible de recorrer en un solo día”, recordó.
Bangkok puede ser sumamente moderna, con grandes edificios, transporte de última tecnología y shoppings con marcas de lujo, pero también muy rudimentario, con comida callejera y tuc tucs, los pequeños vehículos impulsados por motos o a veces por personas a pie.
Nicolás Capote estuvo en Tailandia con su novia María José Sánchez, como parte de su viaje de Egresados de Economía. |
“En todos los lugares que estuvimos nos manejamos bien con el inglés, y la gente es sumamente amable. Son lugares en los que tienen muy claro lo que es cuidar al turista y hacerlo sentir cómodo. Nunca va a faltar alguien que quiera charlar contigo para compartir su cultura y conocer de la tuya. En general son muy alegres, positivos, con buena onda. Como consejo diría que quienes vayan traten de reservar lo menos posible de antemano, porque todo se puede negociar allí”, agregó Nicolás Sea en la cosmopolita pero típica Bangkok o en las locas fiestas nocturnas de las playas de aguas tibias y turquesas, Tailandia parece estar ahora más cerca de los jóvenes uruguayos.